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...............................................................................................Sábado
20/07/2002 ABC
Crónicas de un exorcismo
Un sacerdote libera a un joven poseído por el demonio tras un espiritismo Insultos, blasfemias, cambios de voz, frases en varios idiomas, amenazas verbales.... son algunas de las reacciones de una persona endemoniada ante la acción de un exorcista. El siguiente caso es el de una posesión diabólica leve tras participar en una sesión de espiritismo. |
J.
Bastente
Madrid, Eusebio (esta nombre, su puesto, serviría para denominar a la
victima, puesto que uno de los requisitos para asistir a un exorcismo es el de
no revelar la identidad de los asistentes) es un hombre de unos 30 años de
edad, aparentemente normal, pero hace tres años un suceso cambio su vida de
modo estremecedor: <<Un amigo y yo realizamos varias secciones de
espiritismo, y
no creímos que hubiera pasado nada >>. No estante, desde aquel
momento ambos comprobaron como su suerte iba cambiando para mal. <<Cuando
entraba en un bar, la gente me miraba de modo extraño. E perdido a mis amigos,
mi trabajo, y desde hace semanas veo a un hombre vestido de negro cuando me
despierto>>. Tras visitar a
varios especialistas psiquiatría, quienes no encontraron nada extraño en su
personalidad, Eusebio decidió ponerse en contacto con un exorcista. Tras una
breve conversación, los dos entran – acompañados por otras tres personas –
en una sala sin ventanas, que el exorcista ordena cerrar con llave. No a pasado
ni medio minuto cuando Eusebio comienza a sentirse indispuesto: Balbucea, se
agacha, se sujeta a las paredes... la razón seda a conocer enseguida: la sala
esta presidida por un sagrado corazón de Jesús. Inmediata mente, el exorcista
ordena a los tres acompañantes que tumben a la victima en una esterilla
colocada en el suelo, junto a la imagen de Cristo, y les conmina a que se sujete
Eusebio<< diga lo que diga lo que diga y haga lo que haga, porque no es
consiente de sus actos>>.
Se trata – como indica el exorcista momentos después de acabar el
procesó – de un caso claro de posesión demoníaca leve. << no resiste
la vision de cristo >>. En esos momentos, el endemoniado tiene una fuerza
tremenda, los tres asistentes al exorcismo apenas pueden sujetar a sus brazos y
piernas. << ¡ Quema, ! >>, grita en el momento en que el exorcista
pasa un crucifijo sobre la cara, el cuello y el pecho de la victima. Cuando
comienzan las oraciones, el endemoniado pasa de los gritos a los aullidos, trata
de asustar a quienes le sujetan con amenazas insultos. El exorcista les pide que
no hagan caso, que << el demonio solo quiere llamar la atención>>.
A uno de ellos, que lo sujeta de los pies, el demoníaco le predice que <<
morirás antes de un mes >>. Nadie lo suelta por mas que lo pide. <<
¡No tienes ningún poder sobre mi !>>, repite constante mente el
endemoniado cada vez que el exorcista, tras recitar sus oraciones en latín,
le pregunta << ¡ quien eres como te has introducido en este cuerpo
!>>. Cuando es rociado con agua vendita, el cuerpo vuelve a
convulsionarse, una larga retahíla de insultos, a acompañados por expresiones
en latín y frases intraducibles. Durante mas de un minuto, el endemoniado habla
sin parar, cambiando el tono de su voz barias veces, sin respirar, hasta caer
exhausto. Momentos después, dice a quienes le sujetan: << ya me encuentro
mejor, muchas gracias, soltarme, por favor >>. No obstante, el exorcismo
sigue su curso. El sacerdote no hace caso de la aparente cambio de carácter de
la victima, y vuelve a dominar al demonio que esta dentro de ella a que diga su
nombre, y la razón por la que a poseído el cuerpo de la victima. << ¡
nunca lo diré! No le dejare hablar, lo matare antes ... >> amenaza, para
después revolverse contra sus captores, volver a insultarles y amenazarles. En
un momento dado, escupe a la izquierda y derecha, justo antes de que el
sacerdote vuelva a rociarle con el agua vendita. << ¡ maldita orina
blasfema! >>, grita su contacto. El proceso vuelve a repetirse una y otra
vez, consiguiendo idéntico resultado: el demonio se revuelve ante el crucifijo,
las reliquias o el agua bendita, insulta a los asistentes, se niega a decir su
nombre y el motivo de su entrada... pese a tratarse de una posesión leve, el
exorcismo se alarga asta las tres oras de duración. Poco a poco, el demonio va
perdiendo su fuerza y su capacidad para revolverse contra el sacerdote, quien
final mente logra conocer la entidad del demonio y conminarle a abandonar el
cuerpo.
El caso de Eusebio, dentro de la rareza de las posesiones diabólicas,
es especial, puesto que el exorcista a llegado a la conclusión de que el
demonio a desaparecido sin dejar rastro. No obstante, será necesario abunde,
partir de ahora, en su vida de oración, y que en ningún caso vuelva a
participar en secciones de espiritismo, adivinación o reuniones sectarias. En
la mayor parte de las posesiones, el demonio no se retira hasta después de
varias secciones y casi siempre deja secuelas en el modo de comportarse de la
victima.
Cuando despierta, Eusebio no recuerda nada de lo sucedido. El sacerdote
estima conveniente que los participantes en los procesos de expulsión le pongan
al día de lo que a pasado. << Dios nunca abandona al hombre, a no ser que
no este decida, por propia voluntad, acceder a los requisitos del espíritu
maligno >>, explica el
exorcista.
El padre Gabriel Amorth en su libro << habla un exorcista
>>, señala diversas formas de acción del demonio en el cuerpo humano.
<< existe una acción ordinaria del demonio -
dice -, que esta orientada a todos los hombres: la de tentarlos para el
mal. Incluso Jesús acepto esta condición humana >>.
Sobre las acciones extraordinarias, << aquellas que Dios consiente
al demonio solo en determinados casos >>, se cuentan seis formas
distintas. La primera de ellas son los sufrimientos físicos causados por Satanás
externamente: se trata de fenómeno que han sufrido todos los santos en algún
momento de su vida. En segundo termino ( la mas conocida y espectacular,
reproducida con bastante fidelidad en << exorcista >> ), esta la
posesión diabólica, o cuando el demonio se apodera de un cuerpo lo hace actuar
y hablar como el quiere. La vejación diabólica, menos extraña que la posesión,
se exterioriza a través de enfermedades o trastorno. Por su parte, la obsesión
diabólica afecta a la persona a modo que llega a desesperarse, constante mente
intentos de suicidio. Finalmente, se encuentran las infestaciones en casas y
objetos. En cuanto la sujeción diabólica, sucede cuando el individuo se somete
deliberadamente a la servidumbre del demonio ( a través del pacto de la sangre
), lo cual implica la perdida de su alma.